La piel es el órgano que nos relaciona directamente con nuestro entorno y con otras personas, por lo que muchas personas optan por darle la mejor apariencia posible, prodigándole los cuidados y atenciones que ella necesita. En verdad, la piel es una carta de presentación ante nuestros semejantes, por lo cual es natural que queramos mantenerla con la mejor apariencia posible, procurando que luzca tersa, radiante y saludable. Aunque esto puede ser considerado baladí por parte de algunos, sin lugar a dudas que una buena presencia puede ayudar a que otras personas te valoren de mejor manera y que se te abran muchas puertas.
Acciones a corto plazo y otras duraderas
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Sin embargo, la salud de la piel y su apariencia estética se encuentran determinadas por varios factores. Algunas personas optan por la aplicación de cosméticos, cremas y otro conjunto de soluciones que afectan temporalmente su apariencia externa, sin lograr un cambio a mediano o largo plazo; por lo cual, al perder su efecto, vuelve a sus condiciones iniciales. Con esto no se resta importancia a la importancia de este tipo de tratamientos, pues consideramos que resultan muy útiles; sino que exhortamos a trabajar en otras esferas de nuestras vidas, para obtener mejores resultados, que integren salud y belleza perdurables con medidas de corta duración.
Bienestar mental
En primer lugar, hay que cuidar nuestra mente, pues nuestra piel, al ser el órgano de somatización por excelencia, refleja físicamente lo que ocurre en nuestros pensamientos. En particular, la presencia del estrés en nuestras vidas durante tiempos muy prolongados, puede incidir en que nuestra piel, no sólo pierda luminosidad y belleza, sino también puede ser el punto de partida para la generación de enfermedades o alteraciones cutáneas, o un factor para su agravamiento.
De hecho, se ha constatado la importante participación de la angustia y ansiedad en procesos de inflamación de la piel y la disminución de la actividad inmunológica en el órgano. Esto puede influir en la presencia de dermatitis, psoriasis, vitíligo y rosácea, entre muchas otras condiciones que perjudican su apariencia estética. Por su parte, estas afecciones pueden repercutir negativamente sobre la autoestima, al percibirlas como un factor negativo en sus vidas, creando un círculo vicioso, que agrava las condiciones preexistentes e incide en la alteración del aspecto psicológico.
Es por ello, que muchos dermatólogos han considerado que es necesario que el paciente que se encuentre sometido a elevados niveles de estrés, se haga con herramientas para controlarlo, con la finalidad de mejorar sus condiciones cutáneas. Para lograr esto, es posible que necesites hacer cambios en tu vida, así como aplicar técnicas de relajación, meditación y ejercicio físico, para disminuir la activación fisiológica que generan las situaciones estresantes.
Dieta balanceada
Por otra parte, es muy necesario prestar atención a los alimentos que estamos consumiendo, pues si nuestra piel presenta alteraciones en cuanto a su luminosidad o presenta manchas, granos o arrugas, es probable que se deba a una dieta inadecuada. Es muy común que las personas que presentan este tipo de síntomas cuenten con dietas abundantes en lácteos, harinas, grasas saturadas, azúcar refinada o alimentos procesados.
En nuestras pautas alimentarias, debemos incluir comidas que aporten antioxidantes, pues éstos se han relacionado con la postergación del envejecimiento de la piel; también debemos consumir omega 3, 6 y 9, pues estas grasas ayudan a humectar la piel mientras favorece la correcta irrigación sanguínea; por otra parte, hay que limitar el consumo de los alimentos reseñados más arriba, mientras los sustituimos por una mayor cantidad de vegetales y frutas. De igual modo, se recomienda la práctica regular de ejercicios físicos para eliminar toxinas del cuerpo de modo más efectivo.
Exfoliación y limpieza de la piel
Para obtener una piel brillante, también resulta muy necesario, deshacerse de los residuos que pueden acumularse en la parte externa de ella. Estos elementos provienen directamente del uso de maquillaje o algunas cremas, así como por cúmulos de piel muerta. Para librarnos de los restos de productos cosméticos, es muy favorable utilizar limpiadores químicos u orgánicos que no contengan jabón. Para limitar la presencia de piel muerta en la cara o en otras partes de nuestros cuerpos, puede utilizarse alguna sustancia exfoliante. En este proceso también resulta útil limpiar los poros con sustancias elaboradas para dicho fin.
Humectación
Las cremas humectantes también representan un importante aliado en nuestra búsqueda por una piel más radiante. Éstas representan un mecanismo de cuidado externo de la piel, que perfectamente se puede conjugar con todos los anteriores, como parte de nuestros rituales de belleza. De igual modo, se sugiere su utilización en horas de la noche, pues se ha comprobado con la absorción de la piel mejora mientras tu cuerpo descansa.
Medidas cosméticas También te recomendamos utilizar algunas sustancias que puedan cubrir las imperfecciones con las que todos podemos contar en nuestras pieles, y principalmente las de la cara. En el mercado existe una gran gama de productos que aseguran esos resultados, algunos con unos precios bastante módicos, y otros, un poco más elevados. No obstante, es oportuno que remuevas completamente estas sustancias de tu cara cuando no requieras de su uso.