La arcilla no es cualquier tierra, este elemento natural es el resultado de la sedimentación de rocas, que dependiendo del tipo de material se desprenden sus componentes, el principal de ellos la alúmina.

No todas las arcillas tienen propiedades curativas, esto varía, siendo las que contienen gran cantidad de silicio las utilizadas para este fin. Además del silicio, elemento principal en forma de sílice y silicato de alúmina.

Pero las indispensables a la hora de realizar terapias son las que también tiene minerales como el magnesio, el óxido de hierro, la cal, entre otros.

Propiedades de la arcilla

La arcilla antes de ser utilizada debe ser humedecida para que de esta manera se activen todos sus componentes, al mismo tiempo la hace más moldeable para aplicar sobre el cuerpo.

De manera externa, la arcilla puede desinflamar, calmar dolores musculares, a la vez que hidrata la piel.

Ayuda a  curar picaduras por insectos, quemaduras o cualquier otra herida.

También puede ser usada para acondicionar el cabello.

De forma interna, la arcilla blanca sobre todo, puede ser usada para tratar infecciones vaginales.

Es un excelente activador del flujo sanguíneo, ayuda  a la digestión y controla el metabolismo.

Ayuda a equilibrar descontroles hormonales, elimina toxinas, y es usada para terapias anti estrés.

Tipos de arcilla

Existen cuatro principales tipos de arcilla con fines terapéuticos:

La arcilla verde: se dice que es la más importante de todas debido a que posee todos los minerales con propiedades curativas, como lo son el magnesio y la betonita.

La arcilla roja: su origen siempre es volcánico. Su color se debe al alto contenido de óxido de hierro que posee, propio de las zonas donde hay volcanes. También es rica en alúmina, por lo que su uso es terapéutico.

La arcilla blanca: es la más usada para tratamientos internos, por tener propiedades antibacterianas, antisépticas y antiflamatorias.

La arcilla negra: es usada para rituales estéticos de reafirmación de ciertas partes del cuerpo, como cuello, piernas y glúteos.

Preparación de la arcilla

Su preparación es sumamente fácil, lo primero que hay que hacer es tomar dos o tres cucharadas de arcilla en un recipiente de vidrio, en el incorporar agua hasta formar una pasta suave. La cantidad es dependiendo de la zona en la que se va aplicar: cara, cuello, piernas o brazos.

También es recomendable, que en vez de agua se utilice alguna infusión tibia de manzanilla, yerbabuena, tomillo, canela o la de su preferencia, de esta manera potencia los componentes naturales efectivos para el tratamiento a realizar.

Si lo que pretende es aliviar alguna dolencia, el recomendable mezclar árnica o mentol para que penetre en la piel, una vez se vaya secando la arcilla.

Una vez que ya se tenga la mezcla lista, se procede a su aplicación en gran cantidad sobre la superficie a tratar. La zona debe ser cubierta con plástico trasparente que se utiliza en la cocina. Para finalizar, se envuelve la zona con la venda o paño frio.

Por Lucia

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