Pintalabios

Con la presencia de nuevos medios de intercambio de información, han proliferado las vías para conocer muchas cosas que estaban fuera del alcance de la mayor parte de la población del mundo, por lo cual ha conllevado a la democratización del conocimiento. No existe mayor evidencia de esto, que la ingente cantidad de videos e instrucciones en los que se enseñan a sus espectadores como hacer las cosas de las naturalezas más diversas, así como entender los procesos que comúnmente se llevan a cabo en nuestras vidas. En otros momentos, debíamos remitirnos a libros o revistas especializadas en ciertas temáticas, para conocer sobre esos tópicos.

Sin embargo, este proceso de masificación también ha repercutido negativamente, en la calidad y veracidad de la información; pues muchos utilizan estas plataformas, para difundir informaciones falsas o meras especulaciones, que pueden llegar a confundir y obrar incorrectamente a algunas personas, llevando a que, en algunos casos, éstas pongan en peligro su bienestar y, en circunstancias extremas, sus vidas. En diversas ocasiones, somos nosotros mismos, los usuarios de las redes sociales y el internet, quienes servimos como incautos transmisores de información falsa, pues compartimos datos provenientes de sitios no fiables o de otros usuarios, que no tienen ningún asidero científico o no reflejan un acontecimiento que en realidad sucedió.

Importancia de las fuentes

Atendiendo a que podemos recibir información de gran utilidad y algunas que puede ser potencialmente perjudicial o errónea, a la vez que resulta difícil en algunas ocasiones, discernir entre ellas; resulta esencial verificar la veracidad o utilidad de la información recibida, a través de las páginas oficiales de internet u otros recursos que ponen a tu disposición, instituciones gubernamentales, organizaciones científicas y/o académicas, así como de empresas de reconocida trayectoria e imparcialidad. Parte del proceso de verificación, pasa por identificar claramente las fuentes de las que provienen los datos.

Presencia de plomo en los pintalabios

En fechas precedentes, se difundió una información mediante un portal web de noticias, que apuntaba a que los labiales contenían plomo en mayor o menor cantidad, al cual se le atribuían propiedades tóxicas y se señalaba sobre la posibilidad de que generaran tumores malignos. Dichas aseveraciones, se acompañaban con una pieza audiovisual que indicaba que, para constatar la presencia del elemento químico, sólo bastaba aplicar un poco del cosmético sobre la piel y luego frotarle un anillo de oro. Según la protagonista del video, si a través de la interacción de los elementos, se producía una mancha oscura, era una señal inequívoca de la presencia de plomo.

Conformación del movimiento

Los postulados del presunto estudio, generó cierto desconcierto en las usuarias de este tipo de implemento de belleza, hasta el punto que, en 2007, se conformó un movimiento denominado “The Campaign for Safe Cosmetics” (“La Campaña para Cosméticos Seguros”, en español), el cual se identificaba como defensor de la salud de consumidores y trabajadores de la industria de la belleza, al abogar por la reducción progresiva del uso de “químicos relacionados con el cáncer, defectos congénitos y otros problemas de salud”, promoviendo “alternativas más seguras”.

Estudio de la FDA

En virtud de la polémica generada por la presunta inclusión de plomo en los pintalabios, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) llevó a cabo un estudio en 2011, en el que comparó 20 marcas de estas barras cosméticas, constatando, que, en efecto, todas constaban con presencia del metal pesado, en mayor o menor medida. De hecho, los resultados cubrieron valores contenidos en el rango de las 0,09 partes por millón (ppm) y las 3.06 ppm, con una media que rondó las 1.07 ppm.

Análisis de los resultados

Según los datos obtenidos, los labiales contienen una cantidad realmente pequeña de plomo, aún en los productos de mayores concentraciones. Esto llevó a que la institución norteamericana asegurara que eran “seguros” para su utilización diaria. Sin embargo, una concentración similar del metal pesado en alimentos, puede realizar muy perjudicial, en virtud que los mecanismos de absorción propios de las estructuras digestivas, son distintos a los que posee la piel. De hecho, la FDA establece que la cantidad de 0.5 microgramos por mililitro es la máxima permitida para el consumo por parte de niños diariamente.

Otros estudios

Por otra parte, tenemos que la Comisión Europea (CE) y el Instituto de Referencia para Materiales y Medidas (IRMM), han puntualizado que en caso de la ingestión accidental de labiales, únicamente estaría ingresando a nuestro organismo, una cantidad media de plomo de 0,75 miligramos por kilogramo, la cual se encuentra muy por debajo de los 10 mg/kg que establece la legislación canadiense y mucho menos que los 20 mg/kg que establece Alemania; lo cual da cuenta de que resultan completamente aptos y seguros de utilizar diariamente.

Detractores

A pesar de los resultados obtenidos en los dos estudios antes reseñados, aún existen especialistas, que sostienen que no existen “niveles seguros” de exposición al plomo, pues, este podría acumularse en el sistema circulatorio, produciendo graves efectos sobre nuestra salud a mediano o largo plazo. De acuerdo a una investigación publicada en la revista especializada “Lancet Public Health”, la posibilidad de presentar un evento cardiovascular, aumenta en las personas que tienen menos de 5 microgramos del metal pesado por decilitro; lo cual apoya este punto de vista.

Nuestra recomendación

No obstante, desde aquí te recomendamos, emplear labiales que no contengan plomo, pues aún no se sabe cual de las vertientes podría tener razón. En la actualidad existen varias marcas comerciales que te ofrecen productos libres del elemento químico, así como de otros metales tóxicos.

Por Lucia

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